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jueves, 30 de abril de 2009

El plató de rodaje africano está agonizando




La fauna del Parque Nacional Masai Mara, plató de rodaje de gran parte de los reportajes naturaleza e icono de la vida salvaje africana se está quedando sin vida. El 95% de sus jirafas y el 80% de sus facóqueros han desaparecido en sólo 15 años, entre 1989 y 2003, según un estudio del Instituto Internacional de Investigación en Ganadería de Nairobi (Kenia).


El ser humano está azotando al Masai Mara, en el suroeste de Kenia. "Estas pérdidas de vida están vinculadas al incremento del número de asentamientos humanos en las tierras adyacentes al parque", explica el autor principal del estudio, Joseph Ogutu.


Sus resultados, publicados en el British Journal of Zoology, cuadran con el perfil demográfico de Kenia hecho público recientemente por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Desde 1960, el número de habitantes del país se ha quintuplicado, hasta alcanzar los 38 millones. Como consecuencia, la tierra disponible por persona ha caído radicalmente: de 7,2 hectáreas en 1960 hasta 1,7 en 2005.


La cuestión demográfica y otros factores, como las sequías, ha obligado a los masái a invadir de manera ilegal la reserva para proporcionar pasto a sus reses. Esta competencia con el ganado está acabando con muchos herbívoros salvajes. La caza furtiva hace el resto.


Beatriz Martín




miércoles, 15 de abril de 2009

Un parque nacional para proteger al gorila más raro del mundo


El Parque Nacional de Takamanda ha nacido con un objetivo: proteger al gorila occidental del río Cross, el más raro del mundo. Las estimaciones cifran la población de esta especie en menos de trescientos ejemplares.

El gobierno de Camerún ha creado este parque en la frontera con Nigeria, hábitat de unos ciento quince gorilas del río Cross. La fundación es una estrategia en la lucha para proteger a estos primates: es un acto significativo, y mensaje para los países involucrados en la preservación de los gorilas.

La Sociedad de Conservación de la Naturaleza ha ayudado a establecer el parque Takamanda porque considera que así se logrará disminuir la caza y la destrucción forestal que han disminuido los números del gorila del río Cross; “Se debe elogiar al gobierno de Camerún por tomar este paso para salvar el gorila del río Cross para generaciones futuras”, ha declarado Steven Sanderson, presidente y gerente ejecutivo de esta sociedad.
Los gorilas están nominados para convertirse en una especie en extinción. Están amenazados por la acción depredadora del ser humano, conflictos bélicos (durante los conflictos de Ruanda en de los noventa, las personas que tuvieron que abandonar sus hogares buscaron refugio en El Parque Nacional de Virunga y los gorilas fueron alimento para los desplazados), caza furtiva y tala de árboles para disponer de más hectáreas para la agricultura, echan al gorila de sus hábitats naturales en las montañas y en las selvas de África central y oriental.

Diez gobiernos cuyos territorios incluyen hábitats de gorilas y que han formado una alianza para proteger estos primates: El Acuerdo de los Gorilas, formulado bajo la Convención de Especies Migratorias de la ONU. La cooperación entre los países permite a los gorilas desplazarse libremente entre la reserva del Takamanda (Camerún) y el Parque Nacional del Río Cross (Nigeria), ayudando a reparar la fragmentación del hábitat que puede aislar a pequeñas poblaciones salvajes.
Beatriz Martín

Trampas que acechan al manatí africano

Su aspecto es el de un delfín gordo y perezoso. Pero las apariencias engañan porque los manatíes están muy bien adaptados a su medio. Son mamíferos acuáticos que pueden vivir tanto en aguas saladas o en aguas dulces. Aunque es frecuente encontrar manatíes solitarios, ellos prefieren andar en grupos y nunca son agresivos entre sí. Son animales corpulentos que llegan a medir de tres a cuatro metros y pesan hasta 600 kilogramos. La longevidad en vida libre se ha estimado entre 50 y 60 años. Pero la mano del hombre ha irrumpido en la vida de la especie de manatí que habita en África Occidental, Trichechus senegalensis, sólo son decenas los que continúan vivos.

Los manatíes quedan atrapados en la corriente fluvial desde que en los años 50 se construyeron las presas de Diama, en Senegal, y Manantali, en Mali. Estos animales se movían libremente por el río hasta llegar al océano. Con el levantamiento de presas, los manatíes quedan aislados y se quedan en praderas acuáticas donde pueden pastar. Estos hogares fijos se transforman en trampas mortales porque son zonas con poca profundidad y con la llegada del verano, aparece la sequía, el nivel del agua baja y los manatíes quedan atrapados. El pasado año, una veintena de estos mamíferos quedaron atrapados en afluentes del río Senegal.

La contaminación del agua que provoca el hombre con basura industrial y casera, así como los cambios de clima, le afectan gravemente. Son totalmente herbívoros, consumen las partes vivas de una gran variedad de plantas acuáticas sumergidas, flotantes y emergidas, particularmente pastos marinos. Si los ríos y lagunas se contaminan, dejan de crecer las plantas que come el manatí. Además, la suciedad impide que la luz del sol llegue hasta el fondo, por lo que el agua se vuelve fría, y el manatí sólo puede vivir en agua tibia.

Uno de sus mayores enemigos es el ser humano, quien durante años lo ha cazado para utilizar su carne, grasa, piel y huesos en su alimentación. Los manatíes también son buscados y atrapados por creencias mágico-religiosas que consideran que sus huesos son amuletos que traen buena suerte. Además de la cacería, enfrentan peligros adicionales como las redes de pescadores donde se enredan y perecen por falta de oxígeno.
Beatriz Martín