lunes, 18 de mayo de 2009

CHOQUE DE CIVILIZACIONES EN LA URJC

El choque de civilización se produce en altas y bajas esferas a diario. Aquí y allí se discute si lengua es cultura, si llevar pañuelo o no debería estar permitido.

Pero la semana pasada este “choque” se producía en la Sala de Grados de la Universidad Rey Juan Carlos, en su campus de Fuenlabrada. Allí se reunieron el embajador de Dinamarca, codo con codo con una experta en inmigración estadounidense, junto con la Directora de Radio Exteriores de RNE y para relantizar el ritmo de la conversación, allí estaba el profesor Calduch. Todos ellos dirigidos por los anfitriones de este encuentro, el departamento de Comunicación I de la URJC.

Después de una breve introducción en la que el profesor Calduch tratada de explicar lo que diferencia cultura, de civilización. Aderezado con su elementos comunes y con una, un tanto accidentada, exposición de Power point se daba paso a la tema en cuestión.

La conversación derivaba poco a poco hacia ese nuevo medio que provoca que este choque de civilizaciones se lleve al ciber espacio, INTERNET. Allí confluyen todos los idiomas, todas las ideologías y todos los puntos de vista en una prefecta trayectoria que evita choques y enfrentamientos. “Si no te gusta lo que lees, cierras”.

Pero ni los anfitriones ni nadie recordó que casi todos los allí reunidos coincidían en una cosa, PERIODISTAS. Cuando reúnes en una misma sala a más de diez personas de esta especie la conversación derivará siempre en su profesión y sus derviados.

Así, el choque de civilizaciones llevó casi a un choque generacional dentro de esta profesión. Los más experimentados reclamaban una revolución, suponían que a ellos se les ha pasado el tiempo revolucionario porque les pesa demasiado los bolsillos para alzar el puño y saltar. Los más ingenuos preparaban sus palestinas y sus gargantas, pero chocaban de frente contra su cuenta bancaria.

La conclusión final, no del choque de civilizaciones sino del choque generacional, quedó establecida en que todos los allí reunidos son unos privilegiados por haber elegido una de las profesiones más bonitas. Eso si, no todos se pueden permitir el lujo de desarrollarla plenamente y comer. Pero no se puede tener todo.
Marta Díaz Anes

No hay comentarios:

Publicar un comentario