lunes, 4 de mayo de 2009

Yossou N´Dour en Los Veranos de la Villa


Los ritmos del mbalax (un estilo nacido en África en los años 40 y 50 y modernizado en los 70) sonaron fuerte en el Conde Duque de mano de Yossou N´Dour, uno de los grandes de la música senegalesa. Una combinación de música tradicional africana con ritmos afrocubanos y cantos religiosos, envueltos en un aire pop que ha cautivado a millones de oyentes en todo el mundo.


Ya había alegría entre el público antes de comenzar el concierto, debido sobre todo a la presencia de numeroso público de su país natal, donde You es todo un icono. Ellos se encargaron de llevar a las gradas la alegría del escenario.


Youssou y sus once músicos -tres percusionistas, dos guitarras, tres teclados, bajo, corista y batería- consiguieron fundir sin estridencias el sonido de sus instrumentos y voces para hacer un recorrido por los éxitos de su carrera, como Lima Wessu, Mame Bamba o Ndiadine, además de tocar algunos temas de su último trabajo, Alsaama Day, como Bololene.

Youssou se rodeó de músicos excepcionales, y contó, además, con tres bailarines que con su enérgica demostración de danza acrobática dejaron boquiabierta a la audiencia al tiempo que añadían fuerza a la puesta en escena.
La percusión, uno de los puntos clave de la música de N'Dour, tuvo su momento de mayor protagonismo tras la canción Set, cuando los tres percusionistas (djembé, timbales y tama) se lucieron en una conversación de casi cuatro minutos que arrancó al público uno de los aplausos más ruidosos de la noche.


Otro momento culminante llegó con Seven Seconds (el tema que grabó junto a Neneh Cherry y que extendió su música por todo el mundo), bien conocido por el público español y que N'Dour cantó acompañado por su corista, en una versión muy aproximada al original pese al cambio de voz.
"África no es solo pobreza, sida y guerra: es también felicidad", explicó el senegalés en un dificultoso español como introducción a New Africa, uno de sus mayores éxitos, que You cantó con el único acompañamiento del teclado y que anoche sonó como un himno que todos los africanos presentes corearon en uno de los momentos más emotivos de la velada.


Tras este tema la banda se retiró del escenario, pero no por mucho tiempo: el público ejerció su derecho al pataleo, literalmente, haciendo temblar las gradas hasta que el grupo volvió a salir al escenario para la última tanda de cuatro canciones, en las que, tanto músicos como asistentes, derrocharon energía, poniendo el broche de oro al espectáculo.


Andrea Morante

No hay comentarios:

Publicar un comentario