miércoles, 15 de abril de 2009

Un parque nacional para proteger al gorila más raro del mundo


El Parque Nacional de Takamanda ha nacido con un objetivo: proteger al gorila occidental del río Cross, el más raro del mundo. Las estimaciones cifran la población de esta especie en menos de trescientos ejemplares.

El gobierno de Camerún ha creado este parque en la frontera con Nigeria, hábitat de unos ciento quince gorilas del río Cross. La fundación es una estrategia en la lucha para proteger a estos primates: es un acto significativo, y mensaje para los países involucrados en la preservación de los gorilas.

La Sociedad de Conservación de la Naturaleza ha ayudado a establecer el parque Takamanda porque considera que así se logrará disminuir la caza y la destrucción forestal que han disminuido los números del gorila del río Cross; “Se debe elogiar al gobierno de Camerún por tomar este paso para salvar el gorila del río Cross para generaciones futuras”, ha declarado Steven Sanderson, presidente y gerente ejecutivo de esta sociedad.
Los gorilas están nominados para convertirse en una especie en extinción. Están amenazados por la acción depredadora del ser humano, conflictos bélicos (durante los conflictos de Ruanda en de los noventa, las personas que tuvieron que abandonar sus hogares buscaron refugio en El Parque Nacional de Virunga y los gorilas fueron alimento para los desplazados), caza furtiva y tala de árboles para disponer de más hectáreas para la agricultura, echan al gorila de sus hábitats naturales en las montañas y en las selvas de África central y oriental.

Diez gobiernos cuyos territorios incluyen hábitats de gorilas y que han formado una alianza para proteger estos primates: El Acuerdo de los Gorilas, formulado bajo la Convención de Especies Migratorias de la ONU. La cooperación entre los países permite a los gorilas desplazarse libremente entre la reserva del Takamanda (Camerún) y el Parque Nacional del Río Cross (Nigeria), ayudando a reparar la fragmentación del hábitat que puede aislar a pequeñas poblaciones salvajes.
Beatriz Martín

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